Sesión Extraordinaria del 30 de mayo de 1.920
LA VIRGEN DE MONSERRATE ES LLEVADA AL AYUNTAMIENTO. EL ALCALDE,
D. JOSÉ MARTÍNEZ ARENAS, LA DECLARA PRESIDENTA HONORARIA
Y PONE A SUS PIES LA ENSEÑA DE ORIHUELA
Preside el Sr. Alcalde D. José Martínez
Arenas y asisten los señores concejales, D. Juan de Ayarra, D.
Manuel Martínez, D. Manuel Canales, D. Salvador Ros, D. Francisco
Sánchez, D. Joaquín Cartagena, D. Antonio Balaguer, D.
Asensio García, D. Francisco Tafalla, D. José Lidón
Moñino, D. Ángel Belda, D. Joaquín Carrió,
D. Pascual Hostalet, D. Venancio Parra y D. Manuel López.
En la Ciudad de Orihuela a treinta de mayo de mil
novecientos veinte y siendo las nueve de la noche, después de
trasladar en procesión desde su templo la Imagen de Nuestra Señora
de Monserrate acompañada por el Excmo. Ayuntamiento, Cabildo
Catedral, Obispo de la Diócesis; autoridades judiciales y militar,
Diputado a Cortes por el Distrito, Clero Parroquial, Camareras y Junta
de la Mayordomía de Nuestra Señora, comisiones e invitados,
es colocada la Venerada Imagen en un trono colocado al efecto en el
Salón de Sesiones y a fin de dar cumplimiento al acuerdo adoptado
por S. E. en Sesión de quince del finado mes de abril, el Sr.
Alcalde Presidente D. José Martínez Arenas, con asistencia
de los señores concejales, declara constituido el Ayuntamiento
en Sesión Extraordinaria para la que se citó previamente
con las formalidades legales.
El Sr. Presidente en un sentido discurso, muestra
la satisfación inmensa que siente al ser ejecutor del acuerdo
del Ayuntamiento de declarar su Presidenta Honoraria a Nuestra Excelsa
Patrona, hecho que considera como el más alto honor de su vida,
por lo que no sólo le enorgullecerá durante toda ella,
sino que
lo trasmitirá a sus descendientes como el timbre más alto
de nobleza que les pudiera legar.
Declara en nombre del Ayuntamiento su Presidenta Honoraria a Nuestra
Señora de Monserrate y acercándose a la bendita Imagen,
coloca sobre su pecho la medalla que por concesión real usan
los concejales de este Ayuntamiento pidiéndole en nombre del
mismo que lo acoja bajo su manto y que con su visita santifique esta
casa para que en ella se haga siempre una administración honrada
y digna de una Presidenta tan Excelsa. Por mi voz, Señora, dice,
os hablan los presentes, permitir que mi mano rinda a vuestros pies
el Pendón de la ciudad entre cuyos pliegues van envueltos la
vida y los huesos de nuestros mayores que con alegría verán
desde la otra vida que somos fieles cumplidores de sus deseos. Y colocando
a las plantas de la Virgen la Señera de la Ciudad, los presentes
todos aplauden frenéticamente y se levanta la Sesión después
de acordarse que durante toda la noche y hasta la mañana en que
en la Plaza de la Constitución se celebre la ceremonia de la
Coronación, se le dé Guardia de Honor por los concejales
y ex-concejales de este Ayuntamiento y se permita la entrada del pueblo.
AÑO 1.920
CORONACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE MONSERRATE
En la Sesión Supletoria celebrada en la Sala Capitular
del Excmo. Ayuntamiento, el día 27 de noviembre, del año
1.919 presidida por el señor Alcalde don José Martínez
Arenas y con la asistencia de los señores Concejales D. Manuel
Franco, D. Salvador Ros, D. Antonio Balaguer, D. Manuel Martínez,
D. Luis Bueno García, D. Ángel Belda, D. José Luna
y D. Pedro Reymundo, se tomó el acuerdo siguiente: "El Sr.
Presidente desarrolla una moción referente al nombramiento de
una Comisión especial que entienda la organización de
los festejos que en mayo del año próximo se han de celebrar
con motivo de la declaración Canónica de la Virgen de
Monserrate como Patrona de esta Ciudad, designándose para que
constituyan dicha Comisión los Concejales señores Balaguer
Belda (D. Ángel), Martínez Simó y García.
"
Y desde esta misma fecha, los referidos representantes
del Consistorio Municipal, muy bien relacionados con el Ilustre Cabildo
Catedral y Sr. Obispo, trabajaron con tesón e inteligencia y
muchas veces imitando a sus "maestros", los Jesuitas, en asuntos
de diplomacia. Cuenta se le daba, en cada ocasión requerida,
al Sr. Alcalde, pues D. José Martínez Arenas si orgulloso
estaba con ser el Presidente de la Corporación Municipal, más
lo estaba con ser el representante de Orihuela que le impusiera a la
Santísima Virgen de Monserrate la medalla como Alcaldesa Perpetua
del Ayuntamiento.
Por estos años, muchos eran los señores influyentes
de la vida local, con los que también había que parlamentar,
pues las fiestas que se iban programando no sólo eran religiosas,
eran también cívicas, pues nadie con más ilusión
que el pueblo soberano. Y el pueblo rivalizaba para que el itinerario
con la Excelsa Patrona pasara por su calle. Y las calles elegidas rivalizaban
en ser las mejores adornadas con los más expresivos arcos
en las alturas y la más tupida alfombra de flores en el suelo.
Y hasta los balcones rivalizaban con sus colgaduras donde el nombre
y el escudo de María de Monserrate tenía que estar más
visible y mejor bordado. Y como era lógico, los comercios, entraban
igualmente en la rivalidad de la iluminación y adornos de los
escaparates.
Y los señores Balaguer, Belda, Martínez Simó
y García por una parte, y por otra D. Luis Barcala, que era Diputado
a Cortes; el Marqués de Arneva, D. Adolfo Wandosell; el Dr. D.
José Madaria; D. Pedro Portau, Decano del Colegio de Abogados;
D. Manuel Penalva, Presidente del Casino Orcelitano, que fue precisamente
la primera institución en ofrecer sus salones para los actos
que se precisaran. En aquella época los Presidentes del Casino
Orcelitano eran banqueros y terratenientes. Y en el caso del Sr. Balaguer,
prestigioso abogado. Fue por aquellos años cuando otro terrateniente,
muy político, al alcanzar el alto honor de presidir el Casino
Orcelitano dijo: "Alcalde de Orihuela puede ser cualquiera pero
para ser Presidente del Casino hace, falta macha categoría".
Se había puesto de moda en el Tiro a Pichón,
que presidía el eminente médico D. José de Madaria,
la participación de las señoras más distinguidas
de la sociedad oriolana. Y fueron muchas las que participaron en el
campeonato organizado entre las fiestas cívicas; pero, donde
Orihuela más se significó fue en dos facetas; una en el
ambiente poético con los nombres de Luis Ezcurra y Juan Sansano
como los vates más premiados y otra en la Batalla de Flores en
el largo y ancho recinto de lo que hoy llamamos los Andenes y antes
camino de la Estación.
El P. Rector de Santo Domingo y el Sr. Obispo atentos
a que cada cosa estuviera en su sitio y en ese sitio estuvieran los
que tenían que estar. Y el Estado Mayor de cada uno de tan ilustres
personalidades, maniobrando estrategias. Y todo ello sin que se notara,
sin que se apercibiera que en esa actitud apacible y reverencial, de
quienes esperan órdenes, ya tenían las órdenes
colocadas cada una de ellas en su justo lugar. Muchos tableros de ajedrez
para mover muy despacio las piezas. Los peones fuera. Se jugaba con
intuición, inteligencia, talento político y diplomacia.
Aquí un Canónigo, aquí el Concejal Síndico,
en otro cuadro un Jesuita, junto a él el P. Guardián de
San Francisco o Capuchinos. ¿Y dónde colocar a los "barcalistas",
"valarinos ", "liberales", "conservadores",
"carlistas", "militares", a la nobleza y aristocracia?
Eran muchas las piezas a mover.
El día del acontecimiento le puso aire marcial
a la mañana el desfile de las Bandas de Música del Regimiento
de Sevilla, Infantería de Marina de Cartagena, la de Bigastro,
Rojales, Granja de Rocamora, Beniel y La Orcelitana. La Corporación
Municipal, que había pasado toda la noche acompañando
a la Virgen de Monserrate, ya Alcaldesa Mayor, en la Sala Capitular,
abrió los balcones para escuchar las marchas patrióticas
mezcladas con el azahar huertano. Las fiestas cívicas durante
siete días. Toda una semana de conciertos musicales y dos verbenas.
Y en el Teatro Circo actuando la Sociedad de Conciertos de Cartagena,
"La Filarmónica".
Y si la traca, confeccionada por el mejor pirotécnico
de Valencia, tenía dos kilómetros, las raciones de comidas
a los pobres alcanzaron la cifra de mil durante tres días seguidos.
Todo ello lo costeó la Federación de Sindicatos Agrícolas
Católicos. Igual de espectaculares fueron las dianas como las
alboradas. Y tan brillantes la Batalla de Flores como el Bando de la
Huerta. Algarabía por todas las calles de la ciudad. Alegría
en las fiestas cívicas y emotividad en los actos religiosos.
Los devotos de la Santísima Virgen de Monserrate de la ciudad,
campo y huerta, se unieron a los vecinos de todos los pueblos de la
Vega.
Alcaldesa Mayor según la llamaban unos, Presidenta
Honoraria del Ayuntamiento, según otros, la verdad era que lo
mismo en la calle, en sus recorridos procesionales, como en el Consistorio
Municipal o en el. altar levantado a la puerta del Ayuntamiento para
la Coronación Canóniga, la Virgen se enaltecía
en el ánimo de todos los presentes, unos apretados en los balcones,
otros abarrotando los terraos y la mayoría aglomerándose
en la plaza y en todas las calles adyacentes. ¡Cuántos
miles de corazones vibrando de devoción monserratina? Imposible
de calcular.
Fue declarada Patrona de Orihuela la Santísima Virgen de Monserrate,
la coronó el Sr. Obispo D. Ramón Plaza y Blanco, corona
ofrecida en testamento por D. Matías Rebagliatto y Sorzano y
encargada confeccionar por el Obispo Maura, muy solemne la Santa Misa
y dos momentos cumbres para la emoción. El primero, cuando la
Virgen de Monserrate fue coronada entre un silencio de auténtica
veneración. Y el segundo, cuando los vítores a la nueva
Patrona de Orihuela enronquecieron las gargantas, estallaban en el aire
la cohetería, todas las campanas de Orihuela armonizando un repíquete
o clamoroso al mismo tiempo que se repetía, una y otra vez, como
desahogo del alma mariana, el Himno de la Coronación. Las Bandas
de Música elevaban el tono para poder ser oídas. Las lágrimas
no dejaban entonar los cantos en aquel delirio que Orihuela vivió
en una fecha imborrable para la historia de Orihuela.
Ocurrió el 31 de mayo de 1.920, a las diez de la mañana.
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